lunes, 31 de mayo de 2010

bb (2)















(bb por jorge mato)

decíamos, entonces, que había al menos dos maneras de enterrar a un pensador: la primera es empotrándolo en su época sin reflexionar acerca de las preguntas vitales a las que tuvo que hacer frente, con lo que sin remedio se le pone en una lista de consagrados y se evita un ejercicio dialéctico por el cual, al hacer la revision de dicho personaje en términos de fuerzas y resistencias, el pasado tomaría su espacio actual mostrando tensiones aún presentes y nuevas inquietudes. la segunda manera de enterrar a alguien es más sencilla: se trata de hacerse su discípulo y mantener sus encuentros como preceptos sin, otra vez, poner luz en las tensiones y contradicciones que engendraron sus distintas propuestas.

así, por ejemplo es sencillo hablar de la voluntad política del trabajo brechtiano sin asomarse, por un lado a lo que significaba la actividad política en aquellos "tiempos oscuros" y, por otro lado a la consistencia que tal término impicaba para él en contraste con la volatilidad a la que la demagogia (en la que, apuntemos, bb tambien fue especialista) nos tiene acostumbrados. al respecto, george steiner comenta que:

brecht sentía que todas las verdades importantes eran inseparables de la aspereza de la materia, de los desórdenes desafiantes de la existencia cotidiana. durante su exilio en dinamarca, en los años treinta, brecht decoró una viga de encino en su estudio con la frase “la verdad es concreta”. justo enfente puso un burro de juguete en el pretil de la ventana, de cuyo cuello colgaba una etiqueta que decía: “hasta yo debo comprenderla”. así, con el mismo cuidado con el que emplea su frase favorita de hegel en uno de sus poemas, en otros manifiesta ideas políticas. la política para brecht no era una cierta obligación impuesta, sino lo que le gustaba discutir con sus amigos o, a falta de ellos, lo que escuchaba ávidamente en el radio portátil durante sus años de exilio.

es, pues, por esta voluntad de consistencia que brecht subrayaba su negativa a todo sentimentalismo, tanto en expresion como en contenido, y echó mano de un viejo recurso artístico por el cual se lograba que lo familiar se volviera extraño; y sobre lo que forjó una herramienta que llamó distanciamiento. ahora bien, este recurso podría ser muy simple en sus efectos pero no es nada sencillo en su composición. tal como muestra georges didi-hubermann en el brillante libro cuando las imagenes toman posición, el proceso que se efectúa en el distanciamiento es astutamente complejo: desde el previo desmontaje (el término es de ddh) que se hace de la historia -en su doble acepcion de history y de story-, para sacudir los matices hegemónicos de su version conocida; y pasar luego a su consiguiente dispersión, por medio de la cual se muestran en su materialidad las distintas fuerzas que componen un acontecimiento; y, finalmente, la recomposicion o remontaje de las fuerzas en una disposicion de gestos claros y reconocibles pero que deja al espectador con elementos para una toma de posición particular con respecto a la historia.






pero aun me parece importante volver sobre esa petición de consistencia por parte de bb, pues por un lado ésta implica una constante indagación y astucia (y en este sentido sus cinco dificultades para escribir la verdad resultan más que ejemplares) donde son irrenunciables tanto la investigación erudita como la diversidad de métodos y estrategias (bb escribió poemas en diversas formas para diversos fines: versos libres, sonetos, epigramas, canciones, poemas al estilo chino; escribió, dirigió y teorizó el teatro; asimismo realizó obras eclécticas como el diario de trabajo y el abecedario de la guerra). pero, por otro lado, también son legendarios los excesos por los que tal consistencia desembocaba en simple pragmatismo.

de qué otra manera comenzar a explicar, por ejemplo, sus loas a stalin; sus silencios acerca de los atropellos en la rda y la manera en la que se dejó apapachar por este régimen al grado de aceptar junto con el berliner ensemble los bienes de los disidentes; o los momentos en los que su propia obra artística se derrumba bajo el peso de la ideología partidista.

era el de brecht un pragmatismo tal que alguien tan sensible como elias canneti ya era capaz de tasar en todo su peso paradójico desde los años treinta. en la antorcha al oído, canneti dedica un sagaz apartado a bb donde destaca su utilitarismo y su capacidad como poeta. en ese momento, ambos eran jóvenes escritores, aunque bb ya era una figura relevante, mientras canneti esboza sus primeros escritos -entre ellos poemas y narraciones-, a los que renuncia por completo luego de leer a bb:

no tuve compasion por ellos [sus primeros escritos] y los barrí sin ningún pesar -polvo y escombros- y, aunque el hombre que había escrito los verdaderos poemas no fuera de mi agrado -todo en él me repelía, desde su forzada indumentaria hasta su lenguaje rígido- admiraba y amaba sus poemas.

incluso, recuerda más adelante el libro, canneti y su pareja se dieron a la fuga durante el estreno de la ópera de los tres centavos ante el insoportable despliegue de banalidades que suscitó la ocasión (“romanticismo de delincuentes” llamó ella al evento).

sabemos, además, de sus trabajos dramatúrgicos “a cuatro manos”, donde sus mujeres hipnotizadas renunciaban finalmente a los privilegios de la firma de la obra y tantas anécdotas donde “primero está la comida y después la moral”.

así las cosas, brecht ejerció su malabarismo estético-ideológico sobre una línea muy delgada pero, a la vez, muy definida: tomar posición o tomar partido. en la primera actitud, bb nos ha dejado valiosísimas herramientas est/éticas para estar preparados en la relación entre realidad y acto estético; en la segunda, brecht no dejó de compartir carisma, retórica y manipulación ideológica a la par (en acción, que no en dimensión) de aquellos personajes a los que criticaba. y, no obstante, sería injusto no tomar la tensión entre estas dos actitudes en toda su capacidad: es una tensión dialéctica al fin y al cabo, que no espera síntesis satisfactoria sino contagio vital. pues, finalmente, cómo no contagiarse con esto:

Mi hijo pequeño me pregunta: ¿tengo que aprender matemáticas?

Para qué, me dan ganas de decirle. Que dos pedazos de pan son más que uno

Ya lo verás por ti mismo.

Mi hijo pequeño me pregunta: ¿tengo que apender francés?

Para qué, me dan ganas de decirle. El imperio se derrumba.

Sólo frótate la mano en la barriga y gruñe

Y te darás a entender de maravilla.

Mi hijo pequeño me pregunta: ¿tengo que aprender historia?

Para qué, me dan ganas de decirle. Aprende a esconder la cabeza en la tierra

Y tal vez puedas salir con vida.


Sí, ¡aprende matemáticas, le digo,

Aprende francés, aprende historia!


bb

(trad. de pura lópez colomé)

ortiz


No hay comentarios:

Publicar un comentario