comencemos:
Mudas piedras derrumbadas, ciegas calles sin salida, dónde está la memoria de aquel fragor de banderas, la efervescencia de aquellos entusiasmos callejeros, la electricidad que cada grito de libertad exhalado por millares de gargantas ha hecho correr, como la sangre, a raudales, hacia ninguna parte.
Sueños desvanecidos, memorias vanas, qué queda ahora de aquellos entusiasmos sino la más tibia conmiseración, el arrepentimiento más lúgubre, la más penosa expiación quizás. Un torpe silencio enmudecido que pareciera pretender hacerse perdonar el haber apostado a límite, el haberlo intentado todo. Y la cínica entronización de la indiferencia, de la medianía, de esta feroz nueva barbarie del “nuevo orden”, de la tremenda pobreza que, además, soporta silenciada toda la sublevación que en los corazones salvajes despertara otrora su contemplación.
comencemos otra vez: rebeldía, esa palabra…
*
comencemos de nuevo: ¿alguien dijo “rebeldía”?, ¿es una broma o es el cadáver masivo del siglo veinte tocando otra vez a nuestras puertas, como aquel soldado sin cabeza de ernst töller, en hurra; nosotros ganamos, que vuelve a casa desde las trincheras (sin haber ganado, claro)?
*
recomencemos: ¿alguien puede tomarse en serio una palabra que suena a fracaso, a lo que el fin de la historia bien se encargó de poner en el clóset de los parientes olvidados?, una palabra que, en fin, no es más que la edípica reacción de cada generación contra sus predecesores.
Y ahora, esa tenue pátina equilibrada que borra todo horizonte de riesgo, que liquida toda tentación transformadora en nombre de una razonabilidad mermada, como si la oferta de lo que hay, del mundo escindido, colmara toda expectativa legítima, como si de pronto lo ilegítimo fuera reclamar algo más, un más allá, un final -y, en él, un comienzo.
pero vayamos al grano, rebeldía es el nombre que la agrupación teatral lagartijas tiradas al sol le ha dado a un conjunto de acciones artísticas que incluye: un blog con su investigación acerca de los movimientos armados de la segunda mitad del siglo veinte (el rumor del oleaje); un libro a varias voces acerca de esa misma voz: rebeldía , “un mapa de esperanza” (el rumor del momento); y un documental escénico que se lleva a cabo en el foro sor juana Inés de la cruz de la unam (el rumor del incendio), producida por esta universidad. nos ocuparemos de esta última.
lo primero por destacar es que un acontecimiento escénico de este tipo cumpla temporada en los teatros de la unam; una obra centrada en las rebeliones armadas en el méxico moderno tiene toda la pertenencia y restituye un poco la insolencia de aquel otelo de alfombra roja que inauguró esta administración.
lo segundo tiene que ver con la pertinencia en forma y fondo de la inquietud de los artistas. en fondo en tanto rescatan (¿y actualizan?) un momento del acontecer del país y del mundo que por su misma obviedad parecía condenado al olvido: el “despertar de la conciencia” de la juventud y la propia juventud como instrumento de la “toma de conciencia” de la sociedad entera. así quisiera acercarme a esta obra: más que un relato fragmentado sobre la guerrilla, a mí me parece una genealogía de un síntoma social. el auge y caída en desgracia de la rebelión juvenil hecha cuerpo.
no hay que olvidar que lo que llamamos movimiento del sesentaiocho, está ligado a un momento más largo en antecedentes y consecuentes, en el que las figuras patriarcales tuvieron su gran sismo gracias a los espacios que la juventud fue tomando para sí y de esta manera contagió a la sociedad entera. (héctor bourges tiene razón al afirmar que destacar la parte sangrienta de ese año se ha convertido en botín político que oculta esa irrupción de creatividad que tanto conmovió, por ejemplo a gilles deleuze). un momento que sería luego normalizado y envuelto en ese celofán de prozac en que devino la juventud con la generación x y la sentencia tatcheriana de “no hay alternativa al capitalismo”.
así, el rumor del incendio tiene la virtud de no ocultar la parte lúdica del momento, si bien el enfoque de su tema es, por necesidad, trágico. y aquí viene la forma. en la escena que luisa pardo, gabino rodríguez y francisco barreiro nos preparan, no hay tragedia; lo suyo no es esa dramaturgia que en nombre de la historia siempre llega tarde al acontecimiento: van hilando información documental de grandes cortes con pedazos, también documentales, de una vida singular que, además es bastante cercana a los artistas.
de manera que en la exposición del asunto los performers dotan a la actuación de la ligereza que el español le ha quitado al traicionar la vocación del to play y el jouer. los performers juegan. sin entregarse a la banalidad estúpida que complace al espectador, los artistas generan un dispositivo en el que juegan al documental, con muñecos, con cámaras, con sus propios cuerpos. testimonian en primera, segunda y tercera persona sin perderse ni confundirse con los personajes que se ponen, de manera que, como señala edwin culp, lo fascinante es esa entrezona que dejan abierta entre ellos, los personajes y la narración; juego y recurso que la compañía cada vez afina más.
*
praga. las chicas no entienden: para ellas la plaza wenceslao es más fascinante por sus tiendas de ropa (incluso el museo del comunismo está arriba del macdonald´s), que por ser ese foco de resistencia donde jan palaç se incendió como única respuesta a los tanques soviéticos. petra y yo que nacimos en la primavera del 68, tratamos de explicarles que hubo un tiempo en el que mucha gente imaginó que el mundo todo era transformable y que con esta idea se generaron muchas estupideces, pero que también muchas existencias se llenaron de vida, muchas injusticias tomaron una voz secuestrada y nuevas formas de vida salieron a la luz. nada. lo que decimos no les hace cuerpo. y se entiende.
de manera que, hablando de depuración, pasamos al punto flaco del trabajo de la compañía. líbrenme los dioses de querer rescatar para el director de escena espacios ya caducos, pero ya que los tres performers están involucrados en todo el quehacer, la mirada que tendría que sustituir en la creación al espectador se echa de menos. primero en cuanto a dramaturgia: hay muchos cabos sueltos, a veces ya no se sabe de dónde viene la siguiente narración ni hacia dónde desemboca, y se nota que no se persigue una sensación de acumulación, es sólo falta de pericia narrativa pues nadie tiene el espacio de atender este punto.
y segundo, en creación de tiempos escénicos: no habiendo quien orqueste de principio a fin el encabalgamiento entre escenas (e incluso entre las acciones de una misma escena), muchos enlaces son demasiado burdos y ocupan la percepción del espectador en tratar de volver del despiste de tonos entre escena y escena; tiempo que el espectador podría ocupar en sumergirse mejor en el acontecimiento. y la parte que más lo resiente es ese segundo cuarto de la obra que tiene que ver con las acciones de echeverría en el poder.
de manera que las lagartijas acumulan un par de riesgos delicados: hacia afuera, sobrevivir a la buena acogida de un medio infiel. y hacia adentro evitar autoxigenarse y no olvidar que el espectador recibe una elaboración de la que alguien tiene que hacerse cargo. elaboración y elaboración hasta en la no elaboración, repetía el buen margules.
Y es entonces entre terrores entre lo que tenemos que elegir: el de soñar contra el de aceptar la villanía de lo real en su insuficiencia, el de experimentar en los límites contra el que nos produce el recuerdo terrible de las formas totalitarias de consolidación edificante en que la puesta en escena de tal soñar, tantas veces, ha desembocado.
abren así estas lagartijas, un espacio serio de resistencia a las flatulencias bicentenarias que, por supuesto, no imaginarían nunca que los muchachos que dieron su juventud, su vida, su atrevimiento, su rebeldía y sus errores por un país mejor, formaran parte de la conformación cabal de este país que tantos dolores de cabeza nos proporciona. es éste, pues, un espacio que redignifica en lo posible la imagen de un país al extraer un pedazo de vida tan paradójico y, por tanto, tan verdadero.
rebeldía entonces. en estos mediocres tiempos. en este mediocre teatro. en esta mediocre sociedad. con toda la responsabilidad del caso. con todos los fracasos en la espalda. juventud aún en el invierno de nuestra desventura. admirables lagartijas.
todas las citas en cursivas son del crítico de arte josé luis brea. in memoriam.
todas las imágenes -execepto la de checoslovaquia- provienen de: el rumor del oleaje.wordpress.com
rubén
No hay comentarios:
Publicar un comentario