Mientras la profecía de la desaparición del libro se estrecha por minuto –Luz Emilia Aguilar, al regreso de un viaje a Nueva York, me aseguraba que no tardaría más de cinco o diez años- y la Galaxia Gutenberg gana terrenos virtuales, conviene detenerse un poco en lo que cada forma de publicación implica y, en nuestro caso, cómo se relaciona con el oficio al que hemos consagrado nuestros esfuerzos. Pues cada modo de publicación está relacionado con unas prácticas específicas del pensamiento y, como señala mi amigo Georges Banu, el trabajo teatral no es más que la trascripción física del pensamiento teatral.
El mismo Banu ha recordado a otro admirado amigo, Bernard Dort, quien antes de la aparición de las publicaciones electrónicas, afirmaba que la ventaja de las revistas “es que preservan algo de la inmediatez del hecho teatral, de la inmediatez de un pensamiento en vías de formularse”. El libro, añade Banu, “fija un poco más el pensamiento, le otorga un estatus referencial; se trata de un pensamiento que se erige ya como memoria para el porvenir”.
No obstante la autoridad del libro, esta corre siempre el riesgo de resultar desfasada de la realidad, como lo muestran en sus obras Cervantes (Don Quijote), Voltaire (Cándido) y Flaubert (Bouvard y Pecuchet), para no ir más lejos. En todo caso, el libro carece también de una interlocución directa, de esos contactos humanos que ponen en entredicho todo saber y confirman en el pensamiento su cualidad inestable, su capacidad de transformarse, enriquecerse o aclararse, gracias al diálogo –el elemento esencial del drama.
Incluso las revistas, cuya obligada periodicidad hace del diálogo un ejercicio pausado, con claros espacios para el triunfo de la racionalidad o el olvido, carecen de la velocidad que los medios electrónicos nos proporcionan.
Recientemente leí a un periodista y comentarista político quien afirmaba que frente a twitter, el diario del día siguiente es ya una anticualla condenada al silencio de las hemerotecas.
No comulgo con ninguna idea terminalista porque hace tiempo que no creo tampoco en ningún paraíso 100% original ni mucho menos en una historia progresiva que nos lleva desde el jardín del Edén hacia la anhelada y cada vez más próxima meta del precipicio. El origen es ahora.
Y como la tradición oral no desapareció con la invención de la imprenta sino que se renueva cada vez que ejercitamos el pensamiento frente a otro(s), tampoco veremos –ni tú ni yo, amable lector- un mundo sin libros o revistas, independientemente de su soporte material.
Pero estos nuevos espacios ofrecen otras posibilidades, como quedó muy claro en el desplazamiento de la discusión en torno de la existencia de la Compañía Nacional de Teatro de una revista periódica a la página de teatromexicano.com.mx. Amén de la capacidad de reacción y la velocidad para incorporar respuestas inmediatas en el caso de temas polémicos o urgentes, el espacio virtual confirmó su vocación democrática: para bien y para mal todomundo puede colgar ahí –o debo decir “aquí”- su modo de ver las cosas.
Y así llegamos al blog, y en particular a este que recién inauguramos. Tal parece que este espacio virtual viene a llenar el hueco de un viejo espacio igualmente democrático y fraterno: el antiguo café. Pues aunque ahora la palabra que pone en juego al pensamiento se exprese por escrito, su objetivo sigue siendo el mismo, echar a andar una conversación, someter nuestras ideas al riesgo de la confrontación e, idealmente, al mutuo enriquecimiento.
Rodolfo
Pues salúd, maese! el mío con dos de azucar y una cucharada de tinta china
ResponderEliminarGoogle acaba de desarrollar una nueva herraniebta de comunicación y colaboración en tiempo real, se llama wave, la desarrollaron los mismos que generaron google maps. La idea básica aquí es algo parecido a un pizarrón virtual donde los implicados puedan interactuar al mismo tiempo e incrustar no sólo textos sino otros medios. aqui la pág. donde muestran Wave.
ResponderEliminarhttp://wave.google.com/help/wave/closed.html
Maestro Obregón lo ando buscando por que ando leyendo el teatro post dramatico de Lehmanny la neta necesito consultarle unas dudas, nos conocimos en una asesoría que usted kle dió a un taller de Lucero Trejo hace ya bastantes primaveras. En qué correo electrónico, le puedo seguir comentando? el mio es: eldoctoriguana@gmail.com
ResponderEliminargracias.