viernes, 18 de mayo de 2012
Duros datos
Ahora que los ánimos militantes se ponen cada vez más encendidos, uno se pregunta por qué la gente se entusiasma tanto por lo que está más lejos de modificarse y si deveras se atrevería a cambiar el estado de las cosas que están más cerca. Porque es difícil no extrañarse por el silencio (¿"es difícil no extrañarse", hemos dicho?, pero si de parte de la gente de teatro sólo hay silencio) que ha seguido a la publicación del último número de la revista Paso de gato en la que nuestros investigadores hacen una exposición más que contundente de la verticalidad de las políticas públicas en materia de teatro. Tal como lo propuso Rodolfo -quien fungió como editor del número de la revista-, no se trata de reproducir dimes y diretes, sino de la comprobación en números (único argumento que debía ser contundente para esto que cada día más se convierte en "industria cultural") de la inequidad de las instituciones encargadas de patrocinar y promover el teatro nacional. Bueno, muchos llevamos años y años hablando de esto y nada. ¿Querían datos? Pues aquí están. Por ejemplo, tal como demuestra Tomás Ejea, el 80% de los dineritos que ha otorgado el Fonca se lo ha llevado sólo el 20% de los peticionarios. ¿Sí se entiende? Queda clara, también, la verticalidad de la toma de decisiones, por más que los jurados parezcan neutrales. Y por si fuera poco, podemos comentar que en la tesis doctoral que da pie al artículo (ya publicada y citada ahí) se observan los radios de influencia de unos cuantos en las decisiones finales. (Y que conste que Rubén ha recibido cuatro apoyos en 20 años, Rodolfo uno antes de ser funcionario, y no se podrían quejar). Pero, además, siguiendo este hilo de influencias, Ejea demuestra la realidad y eficiencia de la dinámica de "el que consagra se consagra": me consagro al darte beca y, a la vez, consagro sólo lo que me resulta cercano. Ya Jorge Vargas ha contado de cómo tras más de diez años del Encuentro Internacional de Teatro del Cuerpo y de seis genraciones del Diplomado, un día se le acercó una (múltiple) jurado a decirle: " Oye, a ver si luego me dices qué es eso de Teatro del cuerpo, porque cada año llegan solicitudes de beca de gente que hace eso y yo las rechazo porque no sé de qué hablan". Porque, claro, Meyerhold, Grotowski, Lecoq, Decroux, Barba, Bausch y un largo etcétera fueron negados o descafeinados durante años en las escuelas y en los escenarios para favorecer estilos de actuación vivencialistas. Pero eso no es todo lo que nos deja ver el dossier. Por su parte, Patricia Chavero nos muestra en dos ensayos, primero, la inequidad de las prácticas en los estados donde todo se vuelve más discrecional y opaco; y, segundo -lo que también varias veces habíamos resaltado-, la irregularidad, opacidad e impunidad con que opera la Compañía Nacional de Teatro: no sólo es un frankestein administrativo, además no da cuentas de lo invertido, monopoliza las fuentes de recursos de instancias federales y locales y, por si fuera poco, está lejos de cumplir lo prometido, pues ha subutilizado la costosísima planta actoral. Otra vez, no nos crean a nosotros, lean el artículo. (Y luego lean el panegírico de Alegría Martínez, sumen el número de fotografías consagradas a la Compañía actual que aparecen en el número de la revista, la lavada de manos que se da su director en el comentario editorial y verán cómo funciona la aceitada máquina propagandista de los regímenes corporativistas). De manera que, puesto que a nosotros nos importa demasiado el asunto (no tanto por nosotros, hay que decirlo, nos importa el rumbo que va a tomar el país entero y tenemos que empezar por nuestro contexto), hemos decidido: 1. Publicar aquí los textos de Patricia Chavero, Tomás Ejea y Rubén Ortiz, para hacer más fácil su circulación por medio de la red. 2. Invitar a personas interesadas a leer y discutir los textos. Por favor, si tienen algo qué desarrollar al respecto, envíenlo a laisladeprospero@gmail.com. Sobra decir que esperamos textos razonados, que nos digan qué más muestran estos datos y cuáles serían las propuestas concretas a presentar a la siguiente administración. 3. Organizar un acto de información pública, cuyo formato y fecha serán dados a conocer en su momento. Rodolfo y rubén
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Hola. Hace poco fui llamada como jurado por la Secretaría de Cultura de Medellín, Colombia, para sus convocatorias sobre desarrollo de guión de largometraje (cine) y para desarrollo de puestas en escena (teatro). Esta institución selecciona jurados internacionales y sólo a un connacional en un grupo de 4 o 5. Ninguno de los jurados teníamos relación con los grupos que se postulaban (a posible excepción del connacional). Todos nos reuníamos vía skype y se nos entregaba una ficha de criterios a calificar que podíamos ajustar bajo convenio del grupo. Se deliberaba en largas reuniones con jurados de distintos países. Me pareció que los criterios resultantes eran objetivos, democráticos, plurales, transparentes, bien justificados. Me parece un ejercicio sumamente sano que podría aplicarse a nuestras convocatorias. Saludos.
ResponderEliminarAsí tal cual habría que fusilárselo y proponerlo. Suena increíble.
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