(nota inicial: los cuadros a los que hace referencia el autor se han desorganizado en el traslado al blog, pero pueden consultarse en la copia reproducida en la revista)
I
La
constitución del FONCA en marzo de 1989 y del CONACULTA tres meses antes, apenas
iniciado el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se inscribe en una misma
medida de gobierno: una decisión política para recuperar la legitimidad perdida
en la elección presidencial de 1988, calificada por muchos como fraudulenta. Su
creación no atiende a una verdadera intensión de reforma y modernización
administrativa de la política cultural si no a que se requería de una nueva
relación con los principales actores sociales de la cultura, especialmente con
el grupo de la Revista Vuelta
encabezado por Octavio Paz[2].
Así
pues, a pesar de logros parciales, prevalecen todavía hoy en día los
principales problemas que había en el sector cultural antes de su fundación:
falta de autonomía en el ejercicio de sus recursos, pues su presupuesto es
definido y administrado por la Secretaría de Hacienda y por la de Educación
Pública; falta de corresponsabilidad en las principales toma de decisiones, “el
CONACULTA es un Consejo sin consejeros”[3]; los funcionarios son
designados de manera vertical; carece de un estatuto jurídico que le dé
legitimidad; sus diferentes instancias de acción, sobre todo el INAH y el INBA,
se siguen desempeñando de manera aislada; hay una falta de transparencia en el
ejercicio de sus recursos; y el problema nodal del sector cultural, ha sido y
sigue siendo, la insuficiencia de fondos, pues los que se le asignan son muy
inferiores a lo que recomienda la UNESCO para poder llegar a la meta de
invertir 1% del PIB en el sector.
Efectivamente,
más que generar una instancia administrativa que fuera capaz de enfrentar y
solucionar los problemas de la política cultura, lo que en realidad se buscaba
era darle una apariencia de democratización, tal como lo dice el presidente
fundador del CONACULTA, Víctor Flores Olea: “Carlos Salinas
de Gortari le quería dar a la cultura una cara de izquierda, para equilibrar
todo lo que en el plano económico iba a hacer por la derecha”.[4]
II
El FONCA,
constituido como el eje de la política
gubernamental federal hacia la promoción, fomento y estímulo a la creación
artística[5], fue estructurado institucionalmente
para lograr dos objetivos: por un lado, que pudiera generar un estímulo a la creación
artística, pero por el otro, que mantuviera a los principales intelectuales y
artistas lideres en su campo, conformes con el sistema de becas y prebendas de que
dispone[6]. En este sentido ha
resultado útil y funcional para el gobierno federal. Es por ello que en el
sector cultural se registra una continuidad institucional desde 1988 hasta
nuestros días. A pesar de la alternancia en el poder, los gobiernos priistas y panistas
han tenido básicamente la misma política cultural en lo referente a las instituciones,
a sus objetivos, e incluso en lo que respecta a los funcionarios que las
dirigen.
Para
lograr conservar una pasividad poco crítica de los artistas líderes hacia el
gobierno, el FONCA fue diseñando teniendo dos mecanismos de toma de decisiones
de naturaleza distinta, pero que coexisten de manera integral. Por una parte un
primer mecanismo, que se aboca a la selección de los beneficiarios de los programas,
que se realiza de manera horizontal, colegiada y participativa, puesto que en
su mayoría son elegidos por comisiones conformadas por pares, en este sentido,
se puede afirmar que el proceso de selección de los beneficiarios posee rasgos
democráticos.
Sin
embargo, el segundo mecanismo, que atañe a la forma en que los seleccionadores
de esos beneficiarios son a su vez seleccionados, se realiza de una manera
vertical, unipersonal y en gran medida discrecional. Esto es así, ya que las
múltiples comisiones de selección de beneficiarios son elegidas fundamentalmente
por un solo funcionario: el Secretario Ejecutivo del FONCA, que, valga decir,
es elegido de manera vertical y directa por el Presidente del CONACULTA.
Así,
el Secretario Ejecutivo emerge como el depositario directo para cumplir con el
rol de ser el fiel de la balanza en el ámbito artístico, en una lógica de
decisiones verticales que tiene como eslabones anteriores al presidente del CONACULTA
y al Presidente del país. En este sentido, la modalidad del ejercicio del poder
en este segundo mecanismo se da como un «poder en privado» y se encuentra muy
lejos de poder ser considerado como democrático.
En
el discurso gubernamental acerca del FONCA se plantea que los creadores
beneficiados son escogidos por otros creadores. Sin embargo, el espíritu democratizante
tiene límites muy claro, pues son los grandes funcionarios, Secretario
Ejecutivo del FONCA y Presidente del CONACULTA, quienes escogen a los seleccionadores
de los beneficiados, lo cual les permite, intervenir también de manera
indirecta en todos los procesos de selección.
Este
doble mecanismo[7]
en la toma de decisiones tiene consecuencias importantes en la distribución de
los recursos económicos. Pasemos a analizar brevemente las características de
la población que ha recibido apoyos del FONCA con lo cual se pueden localizar
algunos grupos donde su concentración es significativa[8].
1.
Distribución regional. El mayor número de solicitudes[9], 28,691, procede de las
entidades federativas, mientras que las del DF suman 26,467. Sin embargo, el
número de estímulos otorgados a proyectos provenientes de aquéllas resulta
mucho menor, 3,709, en comparación con los del DF, 6,335. Esto es, mientras las
solicitudes del DF representan 47% del total y las de las entidades federativas
53%, los estímulos otorgados al primero crecen hasta 64% en tanto que a las
segundas descienden a 36%.
Es
decir, mientras los creadores de los estados del país participan con objeto de
acceder a los canales de desarrollo, tal como lo reflejan las 28,961
solicitudes aplicadas al FONCA, éste, empeñado en centralizar, los rechaza a
través de sus mecanismos de selección en beneficio de las solicitudes
provenientes de la capital.
2.
Distribución por edad. A partir de la
información disponible, resulta que el FONCA ha otorgado mayor número de
estímulos a jóvenes creadores de entre 26 y 35 años (54% de los estímulos) mientras,
por el contrario, a quienes menos estímulos ha otorgado es a aquellos mayores
de 60 (4% de los estímulos)[10].
Sin
embargo, esta tendencia cambia drásticamente al comparar el monto de los
recursos económicos otorgados. Los 230 beneficiarios del grupo de edad mayor a
61 años reciben más recursos económicos (199 millones de pesos) que el total de
los 2,858 de los grupos entre 26 y 35 años (194 millones de pesos)[11].
Lo
anterior significa que al respecto, el FONCA ha promovido una doble directriz
en la distribución de sus recursos: por un lado, un gran grupo de población
joven recibe un monto relativamente pequeño de beneficios y, por el otro, un
pequeño grupo de población de mayor edad concentra buena parte de los mismos.
3.
Distribución individual o colectiva. Los programas del FONCA de convocatoria
abierta son de tres tipos: los destinados en exclusiva a individuos, los que
benefician en particular a colectivos y aquellos dirigidos tanto a unos como a
otros[12]. De manera significativa
se destinan más recursos a los individuos (63%) que al resto (37%). Con esto se
contradice claramente la idea de promover el trabajo grupal que ha pregonado el
discurso gubernamental.
En
resumen, se puede sostener que el FONCA, lleva a cabo una política de
concentración de recursos en tres rubros: uno, centraliza en el DF; dos, el
monto económico beneficia mucho más a los creadores de mayor edad, y; tres, concentra
los recursos financieros en proyectos individuales.
Estos
tres tipos de concentración revelan que el FONCA promueve que los actores
sociales determinantes en el campo de la creación artística sean individuos,
del Distrito Federal y de mayor edad, lo cual corresponde a la figura del líder
consolidado y con fuerte ascendencia en su disciplina. Con esto se puede ver
que la figura del «maestro» respetado y poderoso en el campo artístico existe
no sólo por la lógica que le imprime el propio campo artístico y la sociedad en
su conjunto, sino que se ve apuntalada también, como aquí se muestra, por la
manera en que opera la institucionalidad cultural, especialmente en la forma en
que se dirigen los recursos económicos de las instancias gubernamentales, en
este caso, el FONCA.
Esta
tendencia se vuelve de relevancia especial, pues este grupo de creadores, además
de concentrar los beneficios económicos, tienen un rol central en la selección
del resto de los beneficiarios de todos los programas del FONCA. Con ello puede
decirse que se produce y reproduce un grupo de «notables» que, al tiempo que
obtienen parte sustancial de los patrocinios, también se ocupa de gran parte de
las decisiones sobre el resto de los seleccionados. Veamos
como afecta esto en el ámbito del teatro.
III
El campo del teatro ha jugado un papel muy importante en los programas del FONCA.
De los diez
programas del FONCA que tenían los mayores recursos económicos en 2008, el
teatro estaba presente en nueve de ellos[13].
Además su tasa de aceptación que es del 20%, una de cada cinco solicitudes aprobada,
se asemeja mucho a la del total de los programas de convocatoria abierta del FONCA,
situada en 18 por ciento[14].
A partir de ello se puede inferir que las tendencias que aparecen en el campo
del teatro son también propias del conjunto de las todas las disciplinas
apoyadas por el FONCA.
El número
total de estímulos otorgados al teatro desde 1989, año de su fundación hasta
diciembre de 2008 es de 1,067[15].
Los programas con mayor número de favorecidos son el de Fomento a Proyectos y
Coinversiones (465) y el de Jóvenes Creadores (142). En contraste, el más
pequeño es el de los Creadores Eméritos, con 10 beneficiarios.
Aquí se produce una doble tendencia: por un lado,
programas con gran número de beneficiarios (607) con un apoyo menor y, por el
otro, un programa con un pequeño número de beneficiarios (10) que recibe montos
altos. Analicemos esto desde dos puntos de vista: la distribución del número de
estímulos por participante y la distribución de los montos económicos que
implican esos estímulos.
- Distribución de estímulos por participante
Del total de 1,067 estímulos otorgados para el campo teatral, 1,024
corresponden formalmente a individuos[16].
El número de personas beneficiadas con los 1,024
estímulos otorgados es solamente de 648. Esto se debe a que algunas de ellas
han tenido dos estímulos o más. Las que han tenido un estímulo son 459 (71%)
del total, dos o tres estímulos son 139 (21%) y 4 estímulos o más son 50 (8%)[17],
tal como se ve en el siguiente cuadro:
Fonca: Estímulos
por beneficiario en el ámbito teatral
(Datos agrupados)
|
Total de beneficiarios
|
Porcentaje de beneficiarios
|
Porcentaje de estímulos
|
Personas con
1 estímulo
|
459
|
71%
|
45%
|
Personas con
2 y 3 estímulos
|
139
|
21%
|
31%
|
Personas con
4 estímulos o más
|
50
|
8%
|
24%
|
Total
|
648
|
100%
|
100%
|
Como puede verse, las personas con un estímulo representan 71% y acumulan
45% de los mismos; el segundo grupo, integrado por quienes suman dos o tres,
abarca 21% con 31% de los estímulos; finalmente el grupo que ha obtenido cuatro
o más representa 8% y suma 24% de los estímulos.
Se observa nuevamente la doble tendencia mencionada
anteriormente: por un lado, un grupo reducido (8%) se ve fuertemente apoyado
(24% de los estímulos) y, por el otro, un grupo bastante amplio (71%) ha sido
beneficiado una vez en su carrera. Este doble mecanismo manifiesta una lógica
mediante la cual se privilegia a un círculo selecto, pero, sin descuidar al
grupo mayoritario.
- Distribución de recursos económicos por participante
Esta distribución se vuelve fuertemente desigual si se utiliza el mismo
cálculo utilizando no el número de estímulos otorgados a cada individuo, sino
el monto de los recursos económicos que representan esos estímulos para cada
persona[18].
Los datos indican que 372 personas han recibido entre mil y cien mil pesos; 131
de ciento un mil a quinientos mil; 73 de quinientos un mil a un millón; 57 de
uno a tres millones. Por último, sólo 13 personas han obtenido más de 3
millones. Si se analizan los datos agregados se obtiene la siguiente
información:
Total de beneficiarios
|
Porcentaje de beneficiarios
|
Porcentaje de estímulos
|
64
|
10%
|
54%
|
132
|
20%
|
27%
|
452
|
70%
|
19%
|
Total 648
|
100%
|
100%
|
Se pueden establecer tres grupos de beneficiarios: En primer lugar, un
pequeño grupo de 64 beneficiarios que representan el 10% del total y que han recibido
una fuerte cantidad de dinero, la cual asciende en conjunto a un monto del 54%
de todos los recursos erogados por el FONCA en el campo del teatro. En segundo
lugar, un grupo mayor que el anterior, de 132 personas, 20% del total, que han
recibido cantidades no tan altas y que en conjunto representan el 27% de los
recursos erogados. En tercer lugar, un grupo muy amplio de 452 personas, 70%
del total, que en su conjunto han recibido únicamente 19% del total de los
recursos económicos otorgados.
¿Cómo se conforma este 10% de 64 superbeneficiados
que acumulan más de la mitad de los beneficios, 54%? Utilizando una expresión
teatral, se puede decir que la situación se torna más dramática si se analiza
la estratificación interna de este 10 por ciento.
Total de beneficiarios
|
Porcentaje de beneficiarios
|
Porcentaje de estímulos
|
13
|
2%
|
20%
|
19
|
3%
|
16%
|
32
|
5%
|
18%
|
Total 64
|
10%
|
54%
|
El 2%, 13 personas, obtuvieron 20% de los recursos totales del FONCA en convocatoria abierta para
teatro. Es decir, 20 de cada 100 pesos, la quinta parte, van a una de 13
personas (2%) del total de 648 beneficiados. Y puesto que el siguiente 3%
recibió 16% de los fondos, tenemos una élite de 5%, 32 personas, que concentró 36%
de los recursos, más de una tercera parte.
En resumen podemos decir que 10% de personas ha
absorbido más de la mitad de los beneficios económicos (54%) y, en contraste,
el restante 90% menos de la mitad (46%). Además, entre ese 10% existe un 2% del
total, 13 personas superbeneficiarias, que han captado 20% del dinero.
IV
Se puede decir que en la actividad teatral el FONCA
canaliza los recursos en dos grandes direcciones. En primer lugar, al pequeño
grupo de notables, 10%, se les asigna más de la mitad de los recursos, 54%. En
segundo lugar, a un gran número de creadores, 90%, se le asigna poco menos que
la otra mitad, 46% del total.
Estos elementos permiten afirmar que, más allá del
objetivo explícito de la promoción y fomento de la actividad artística, el FONCA
tiene también como objetivo informal el de lograr entre los creadores y
artistas un quantum de legitimidad de la política cultural y, por extensión,
legitimidad del gobierno en turno. Los primeros, los “notables”, al ser los
grandes beneficiarios, se encuentran satisfechos con el mecanismo del FONCA y
sus críticas al gobierno se minimizan. Por otra parte, los otros, la gran
mayoría, generalmente con mucha paciencia, esperan a que se les otorgue algunos
de los estímulos que constantemente solicitan. La expectativa de obtener
nuevamente, o en su caso, por primera vez, la “beca” anhelada, es también un
elemento que permite mantener, al menos por el consentimiento tácito brindado,
los mecanismos de decisión y como dice Bourdieu “el estado de las cosas”.
En este sentido, el sistema de prebendas y
beneficios sigue funcionando. En 2008 se creó un nuevo programa para la rama
teatral administrado por el FONCA: la Compañía Nacional de Teatro (CNT). La
actual secretaria ejecutiva del FONCA, Martha Cantú, nombró de manera directa y
sin consulta formal a la comunidad teatral a Luis de Tavira como director
artístico y principal responsable de la compañía. La primera puesta en escena
fue la obra Pascua de August Strinberg, y la dirigió Héctor Mendoza. Así mismo,
se nombró primer director residente a su hijo, Rodrigo Mendoza.
Con esto se observa que los nombres de los grandes beneficiarios
se repiten constantemente[19],
cuestión que no se debe al clientelismo o amiguismo que impera entre los creadores involucrados, sino -yendo más a
fondo tal como en este texto se ha sostenido- a que la estructura orgánica de
toma de decisiones de estas instituciones lo permite y, aún más, en muchos
casos lo fomenta.
A partir de ello se puede establecer una conclusión
general, que viene al caso por ser éste un año electoral. Cualquiera que sea el
partido en el poder, PRI, PAN o eventualmente el PRD, mientras no se
reestructure a fondo el sentido vertical y discrecional de la toma de
decisiones que se generó en los gobiernos priistas, una política cultural dirigida
al fomento de la creación artística verdaderamente productiva y participativa, seguirá
siendo el gran actor ausente de esta tragicomedia nacional.
[1] Profesor-Investigador del
Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco.
[2] El mismo Octavio Paz, en la
ceremonia de instalación del Conaculta, donde fue el orador principal, declaró
a la prensa: “En gran parte lo aquí planteado (la creación del Conaculta) sí
responde a mis expectativas” La Jornada,
8 de diciembre de 1988.
[3] Nivón, Eduardo (2006) Políticas culturales en el tránsito de dos
siglos. Mimeo. UAM-I. México.
[4] Entrevista del autor con
Víctor Flores Olea el 20 de febrero de 2009.
[5] Así lo
dicen explícitamente los programas de las distintas administraciones: Programa
Nacional de Cultura 1995-2000, de Ernesto Zedillo; Programa Nacional de Cultura
2000-2006, de Vicente Fox; Programa Nacional de Cultura 2007-2012 de Felipe
Calderón.
[6] Heriberto Yépez dice: “(lo
único que se logra con este sistema de becas es) que los artistas estén
contentos, concentrados compitiendo por
las becas, que se sientan culpables de recibir dinero…” Citado en Acosta,
Anasella y Galo Ramírez (2009) “Estímulo a la creación o legitimación del
poder”. Revista Cuartoscuro, núm. 96,
Página 50.
[7] La existencia de este doble
mecanismo, ha producido que el Fonca esté en el centro de múltiples polémicas
sobre sus bondades y deficiencias. Por un lado están, aquellos que afirman que
los métodos de selección de los beneficiados y la distribución de los recursos
son tramposos y amañados, premiando siempre a los mismos; y por el otro,
quienes afirman, haciendo énfasis en los métodos colegiados de asignación de
recursos a través de pares, que entre las distintas posibilidades de ejercicio
de recursos, representa la mejor opción.
[8] Toda esta información ha sido
desarrollada con más detalle y profundidad en el libro: Ejea Mendoza, Tomás
(2011) Poder y creación artística. Un
análisis del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). Universidad
Autónoma Metropolitana, México.
[9] La información proviene del
libro: FONCA-CONACULTA (2006) FONCA: 18
años de inversión en el patrimonio vivo de México. CONACULTA. México.
[11] Cantidades en pesos
constantes, base: junio de 2002.
[12] Con objeto de facilitar el análisis
de dicha información en este texto se ha optado
por dividirlos en dos: los dirigidos sólo a individuos y el resto de los
programas.
[13] Sistema Nacional de Creadores
de Arte (SNCA); Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales; Fundación
Cultural México-EUA; Jóvenes Creadores; Estudios en el Extranjero; Intérpretes;
Teatros para la Comunidad Teatral; México en Escena; Intercambio de Residencias
Artísticas; México: Puerta de las Américas. Además estuvo presente en dos ya
descontinuados: Creadores Intelectuales y Grupos Artísticos. Se excluyó de este
estudio a los programas de ejecutantes y de intérpretes porque en ellos se
incluyen actores que no necesariamente se dedican al teatro.
[14] FONCA-CONACULTA, Op. Cit.
[15] Toda la Información que se
maneja a continuación ha sido elaborada por el autor a partir del archivo
histórico del FONCA y se encuentra en Ejea Mendoza, Op. Cit.
[16] Esta cantidad es la que se
utilizará en adelante como referente principal, pues 43 corresponden formalmente
a colectivos.
[17] Los estímulos pudieron
concederse en un mismo programa en diferentes años o en distintos programas en
varios años.
[18] Esto es, los
estímulos representan diferentes montos. El que más dinero otorga es el de
Creadores Eméritos y el que menos dinero otorga es el de Jóvenes Creadores.
[19] La lista
completa de todos los beneficiarios para la rama teatral del Fonca en el
periodo 1989-2008; así como la de los procesos de selección del Sistema
Nacional de Creadores de Arte se puede consultar en el libro ya citado del
autor: Ejea Menoza, Op. Cit.
Un análisis institucional y sociológico pertinente, que arroba mucha luz respecto a la maquinaria creada por el Estado para legitimar a las élites culturales (sobre todo a la estructura de los "grandes maestros") y al sistema de subsidios y prebendas que reproducen las aspiraciones de llegar a formar parte de los círculos selectos.
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