sábado, 24 de abril de 2010

Dos artistas escénicos en el MOMA



Foto: Luz Adriana Obregón


Mientras a diestra y siniestra se proclama la muerte del teatro, un bicho que ha probado a lo largo de los siglos sus mil resurrecciones, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el main space para el mainstream de las artes visuales, presenta hoy como platos fuertes a dos artistas relacionados con las artes escénicas. Y hasta tres, si consideramos la dimensión representativa en el trabajo de Tim Burton, cuya exposición provoca filas que no estuve dispuesto a soportar.

Pero una vez agotados los boletos especiales, el MOMA reserva dos experiencias realmente extraordinarias: la gran retrospectiva del artista sudafricano William Kentridge, que se hace coincidir con el estreno en la Metropolitan Opera House de su puesta en escena de La nariz de Dimitri Shostakovich (http://www.nytimes.com/2010/03/08/arts/music/08nose.html, http://www.youtube.com/watch?v=-mZFr9TIvQ8 ), y una gran exposición en torno de la obra performática de Marina Abramovic (http://www.moma.org/visit/calendar/exhibitions/965, cuyo título The Artist is Present se materializa con la realización de un performance de 76 días de duración http://www.youtube.com/watch?v=2GD5PBK_Bto&feature=related) en el hall principal del museo.

En notas separadas nos ocuparemos de cada una de estas experiencias que pueden verse también como los frutos de una política cultural realizada como dios manda. Pero baste esta introducción para subrayar los deslizamientos interdisciplinarios de la artes, una estrategia originaria (en el sentido que Agamben otorga a este término*) que les ha permitido sobrevivir miles y miles de años y poner en evidencia a quienes pretenden retenerlas en cajones etiquetados o, peor aún, expedirles ridículos certificados de defunción.

Rodolfo Obregón

*…sólo quien percibe en lo más moderno y reciente los indicios y las marcas de lo arcaico puede ser contemporáneo. Arcaico significa: cercano al arké, es decir, al origen. Pero el origen no está situado sólo en un pasado cronológico, sino que es contemporáneo al devenir histórico y no cesa de actuar en éste, de la misma manera que el embrión sigue actuando en los tejidos del organismo maduro y el niño en la vida psíquica del adulto.

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